TRATAMIENTO SECUNDARIO-BIOLOGICOS
Al tratamiento secundario, también se le llama tratamiento biológico, puesto que en él interviene microorganismos, vivos lógicamente, que se introducen en el proceso para que, básica y resumidamente, se “coman” la materia orgánica que está en el agua, la procesen de la manera que nosotros deseamos, que es juntándose y creando residuos más sólidos y compactos, para que podamos separarla del agua más fácilmente, ahora vemos cómo.
Ya sé que soy un pesado (esto lo dice mucho mi mujer), pero me gusta dejarlo claro, aunque existen como siempre muchas instalaciones para realizar esta parte del proceso, básicamente me ocuparé de las que suelen más comunes, o eso creo yo…
El tratamiento secundario o biológico podemos separarlo a nivel físico en dos instalaciones (y dos procesos):
- Reactor biológico. Aquí se recibe el agua de procesos anteriores, y normalmente, en una piscina rectangular en la que hemos introducido unos lodos con microorganismos (de las buenas), conseguiremos hacer crecer millones de bacterias (como en los lavabos de algunos bares). No entraré a utilizar palabrotas asociadas al proceso como respiración aerobia/anaerobia, coloidal, protozoos, etc. Pero apoyándome en la imagen, explicaré que básicamente se trata de que mediante aportación de aire (oxigeno), que sale por esa especie de plantación de setas, y agitando sin parar el agua (se pueden ver las aspas del agitador), provocamos una serie de reacciones que consiguen que las partículas que aún estaban en el agua, comiencen a juntarse en partículas más grandes (recordar: floculación), facilitando su posterior separación.
- Decantador o clarificador. En el artículo 4, ya vimos que se hace en un decantador o clarificador. Aquí, aunque se trate de una fase diferente (secundaria), básicamente se trata de los mismo, remover el agua para separar de nuevos fangos y agua por decantación y así poder separarlos. Como sabéis que me gusta “currármelo”, os he hecho en una de mis visitas una foto de un decantador donde podréis ver perfectamente como flotan los fangos y son arrastrados por el puente (vaya foto chula). ¡Ah! No hace falta que preguntéis: ¡sí!¡huele mal!
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